Mi cuerpo y yo. El vacío existencial.

Hoy es un día especial. Nos toca acercarnos a conocer sobre los Trastornos de la conducta Alimentaria (TCA). Ese es el nombre formal, pero realmente va mucho más allá de la conducta alimentaria. 

Tengo tanto para contarles al respecto que me cuesta empezar.

Pero aquí va. Empecemos por las emociones. Sí, los trastornos de la conducta alimentaria, no tienen que ver SOLO con la comida. Esto último, es sólo el síntoma visual, aquello que vemos del otro; ejemplo, que deja de comer, come a atracones y luego se va rápido al baño o que come mucho, y luego entrena muchísimo, para sobre compensar los excesos. 
Lo cierto es que hay trastornos mixtos. No solo Anorexia y Bulimia. Sino esos puntos intermedios que no dejan de ser una conducta inapropiada, por el daño que causa a nuestro cuerpo y nuestra psiquis.

Aquí no se trata de voluntad, ni tampoco de querer estar así, en muchos casos es una patología psiquiátrica lo cual afecta a las personas indistintamente del género, en donde hay una distorsión de la imagen corporal, en donde hay una compleja estructura psíquica, entre autoexigencias y culpas. 

Hay muchas aristas a la hora de hablar sobre estos complejos trastornos, porque hay desorden desde muchos aspectos. Corporales, imaginarios, reales, emocionales, etc.

Pero quiero hablarles y contarles de algo muy profundo a mi entender como psicoanalista. Y es el Vacío existencial. Esos cuerpos que limitan con el vacío, que necesitan sentir-se vacíos literalmente, que se creen merecedores de ello, porque es lo único que los acerca a la desaparición, a la sensación de control, al lavado de culpas… Esos cuerpo que eligen el borde del vacío, son cuerpos sufrientes. Son sujetos padecientes.

Esos cuerpos que necesitan la satisfacción inmediata del llenado y atiborrado, para luego buscar el vacio literal, esos cuerpos también son sufrientes.

Pero por sobre todo NO eligieron llegar hasta allí.
Son cuerpos que cargan con el peso de una historia, muchas veces de relaciones parentales difíciles. De duelos repentinos, o no elaborados. De sentir que no necesitan comer, porque no tiene sentido vivir, ya que no hay razones aparentes para ello. Muchas veces estos trastornos vienen acompañados de severos estados depresivos. Y en otras ocasiones hay comorbilidad de otras patologías y/o enfermedades.

Con todo esto que explico, sólo quiero abrir el panorama, y acercarles otra realidad. No se trata únicamente de que las personas se quieran ver o sentir delgadas, ni se trata de alcanzar el ideal social impuesto (aunque muchas veces puede ser el puntapié inicial).

Son cuerpos con un vacío existencial, emocional, muy complejo. Y es mediante la puesta en marcha de la palabra, de ordenar cada cosa en su lugar, que el cambio es posible. 
Los tratamientos para estas patologías son complejos, porque es necesario un equipo interdisciplinario: psiquiatra, psicólogo, nutricionista, e incluso acompañantes terapéuticos. Y todo tiene que funcionar a la perfección para acompañar al paciente, y a su familia.

Quedará para otra ocasión hablar sobre cómo acompañar estas situaciones de seres que uno ama. 

Pero hoy, en el día mundial de acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria, quería acercarles este contenido para que repensemos y nos hagamos a la idea de que son situaciones muy complejas.

Y que hay razones emocionales para que un cuerpo se someta a ello. Hay una necesidad a cubrir. Incluso cuando hablamos del vaciado corporal.

Para cualquier consulta o duda, o si les interesa ampliar, no duden en escribirme.
Cariños,
Lic. Melisa Roldán. 

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